Crónica del Viñarock 2017
Fango, colegas, mal tiempo. Rock, lluvia, impermeables por todas partes. Decenas de miles de personas perdiéndose, encontrándose, gritando y emborrachándose. Conciertos multitudinarios y raves ilegales que nunca terminan. La Guardia Civil boicoteando el festival todo lo posible. Esto es Viñarock 2017.
En esta ocasión, la expedición de La Perrera llegó a Villarrobledo el miércoles 26 de Abril. Nuestra intención era acampar en el parque, en la zona arbolada entre las vías de tren y el lecho seco del río, como intentamos todos los años con mayor o menor fortuna. Primera sorpresa; la organización ha cerrado toda esa enorme zona (la mejor, sin duda) para lo que llaman el Glamping, una zona vallada con tiendas montadas y numeradas que se alquilan a un precio que nos parece desorbitado (amén de haberlas montado apiñadas). Montamos nuestra acampada al otro lado del río, aún sin habitantes. Pocas horas después empezaría la lluvia que, a rachas inconstantes, nos acompañaría hasta el domingo por la mañana.
Fiesta presentación Jueves 27 Abril
A diferencia de otros años, la fiesta inagural de Viñarock 2017 se celebró en el recinto, y era necesario tener pulsera para acceder. La lluvia aún nos respetaba la mayor parte del tiempo y decidimos pasarnos a ver a Riot Propaganda (foto). La fusión entre Los Chikos del Maíz y Habeas Corpus suena tal y como debería, la formación parece bien adaptada (hasta van todos uniformados) y todo suena como supondrías que sonarían Habeas y los Chikos tocando juntos. Después actuaron The Locos. Pipi sabe sin duda montar una fiesta y animar al público (básicamente, esa era su principal función en Ska-P) e incluso se disfrazó de gigante zancudo en una de las canciones. Sus temas funcionan bien en los festivales, ya que The Locos son muy fans de fusilar en sus canciones melodías conocidas y de provocar al público para que haga pogos (servidor, una costilla rota). Cerraba el día Serial Killerz, con la lluvia amenazando. Sí, nos perdimos a Albertucho (Capitán Cobarde) y a unos cuantos más.
Viernes 28 Abril
Aún resistiéndonos al uso de impermeable, nos plantamos en el recinto a las 5,30 para ver a Mamá Ladilla (este «madrugón nos pasaría factura después a los asistentes). La banda de Juan Abarca es absolutamente irrepetible, guste o no. Llegará el día en que ya no den conciertos y tengamos que conformarnos con su recuerdo, pero hasta entonces hay que verles siempre que se pueda. Ligera llovizna y 2×1 en cervezas mientras escuchamos Sube a mi Nave. Después de Mamá Ladilla, al escenario heavy para echarle una oreja a Vita Imana, con los que ya había coincidido en muchos festivales, pero de los que siempre había pasado un montón. Gustaron mucho y dieron para que el público pudiese hacer alguna lavadora que otra. Una pena que el cantante parezca obsesionado con posturear al estilo de Molly de Hamlet (el rey de los postureros), porque no lo necesitan. Cambio de escenario y nos vamos a ver a Sínkope bajo la lluvia. Más o menos como siempre, buena selección de canciones por parte de la banda de Vito Iñiguez. Las pegas: uno de nuestros colegas sufrió un síncope (no es coña), y algunos fallos en sonido que, sumados al viento que distorsionaba las canciones, continuarían a lo largo de todo el día. Incluso el concierto de Lendakaris Muertos sufrió alguna interrupción por ese motivo. Los Lendakaris, que el año pasado hicieron un concierto memorable, se quedaron sin tiempo necesario para tocar todo su repertorio habitual. Una pena, la próxima vez será. En cualquier caso, estuvieron bien. Tocaron después los sharperos Non Servium, poderosos en sonido, siempre cabreaditos con el mundo, pero en una etapa de gran éxito en la que movilizan a mucho público. De ahí a ver a Boikot, que prácticamente ofrecieron el mismo concierto que vienen ofreciendo los últimos años. Los madrileños tocaron hora y media con el público entregado a pesar de la lluvia y el viento que provocaba idas y venidas del sonido. A mí me encantaría que alguna vez me sorprendieran y se tocasen alguna canción de la época de Ronco, pero parece que eso es bastante difícil. Casi a las 2 de la madrugada dejamos tocando a Mago de Oz (que supuestamente venían a tocar íntegro su disco Finisterra y no fue así) sabiendo que nos perderíamos a los Real McKenzies, una banda que de verdad nos apetecía mucho ver. El clima no acompañó.
Sábado 29 Abril
La acampada estaba ya totalmente llena, y Villarrobledo había superado ya los 100.000 habitantes. Los primeros robos en las tiendas ya se habían producido, sembrando la desesperación entre los afectados. La vigilancia en la acampada fue casi nula. Eso sí, la Guardia Civil constantemente cacheaba personas al azar y pasaba perros antidroga en las entradas y salidas el camping, en las entradas y salidas al recinto de conciertos y en cualquier otro lugar inesperado. La presencia de Guardia Civil en estas condiciones responde claramente a un boicot por parte de Delegación de gobierno a este festival, en el que nunca se han producido hechos violentos reseñables en los 25 años que lleva haciéndose.
No había dejado de llover desde primera hora de la mañana. Tras perdernos a Sons of Aguirre, Poncho K o Bocanada, a las 20,30h nos plantamos en los conciertos para ver el retorno de Avalanch. La banda de Alberto Rionda traía a la batería nada más y nada menos que a Mike Terrana, seguramente el mejor batería que haya pisado un Viña. Nos gustaron, quizá más aún por la épica que la lluvia añade a estos conciertos. Su cantante, vocalmente bien, pero también parecía muy centrado en posturear al estilo de Leo Jiménez. Cambio de escenario para ver a una de mis bandas favoritas, El Último Ke Zierre, otra vez bajo la lluvia, igual que el año anterior. Hemos coincidido con EUKZ al menos tres veces ya este año, pero no nos cansamos de verles mientras agitamos el puño. Otro cambio de escenario y nos encontramos a Fortu, Paco y sus Obús. Fortu acostumbra a llevar un ritmo lento en sus shows, alargando canciones y partes instrumentales. Llovía muchísimo, y algunos cientos de tarados seguíamos calándonos. Obús lo entendieron e hicieron un concierto rapidito, lo cual fue de agradecer. Turno para los italianos Talco (que últimamente no se pierden un festival), para pasar por las tiendas de campaña y volver para ver a Russkaja, de los que esperaba un concierto más movido. Los rusos hicieron un show intimista, algo lento, y tuvieron la suerte de librarse de la lluvia. Sin fuerzas ya para ver a Narco.
Domingo 30 Abril
Al fin la lluvia dio un respiro, aunque se estuviera acabando el festival. Tras perdernos a Mafalda (les vimos en el Gazpatxo Rock y no nos parecieron para tanto) acudimos a ver a Gigatron. Los Dioses del Metal (a los que veremos de nuevo en Leyendas del Rock 2017) contaron con numeroso público, sin duda el más enfermo de todo el festival. Todos los presentes llevaban sus mejores disfraces y disfrutaron con El barco de colegas, Festival o El barbero de Vallekas. Mis agradecimientos a la chica que me cogió a hombros y a las Panteras Rosas que nos elevaron a los dos durante Apocalipsis Molón. Cambio de escenario. Desakato, que últimamente tampoco se pierden un festival, tocaron con amenaza de más lluvia, que nunca se llegó a concretar. Los asturianos resultan muy contundente y tienen personalidad propia. Encontrárselos así casi por casualidad en un Viña resulta sin duda una experiencia agradable.
Amparanoia, que fue enormemente popular a finales de los 90, congregó bastante público. Hizo un concierto bonito, sin trabas, lleno de canciones conocidas por todos y que nos llevan a momentos pasados de nuestra vida. Acabó con mucho baile y diversión. Diversión que continuó con los Toy Dolls. Los ingleses son jodidamente graciosos, marchosos, veloces. Era la tercera vez que los tenía frente a mí, y el resultado fue igual de bueno que las dos anteriores. Putas leyendas. La diversión y las fuerzas se nos terminarían con La Pegatina, otra bada que parece abonada a este festival. Los catalanes estuvieron mucho mejor que el año anterior, cuando su concierto como La Gran Pegatina se hizo insoportablemente largo. Esta vez, mucha marcha, mucho baile y mucha juerga. Nos retiramos destrozados, perdiéndonos a Soziedad Alkoholika, a los recientemente deshechos Def con Dos (Strawberry ha echado a Peón Kurtz de la banda) y a Los Manolos, pese a la ilusión que nos hacía verles en directo.
Viñarock 2017 ha acabado. Pese a la lluvia, el barro, los robos, el acoso, cacheos y multas de la Guardia Civil. ¿Volveremos? Pues seguramente. Porque aquí se hacen amigos para siempre. Gracias por este festival a Omega, Elena, Joaki, Pedro, Daniel, Álex, David, Alba, Bea, Aroa, Marta, Leti, Carlos, Adrián, Alberto, Alejandro, Tere, Christian, Víctor y Paula.
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