Neox Rocks Festival 2015, o como el fénomeno fan puede arruinar un festival
Dos de la tarde del domingo 27 de septiembre de 2015. La multitud se agolpa en la entrada del polideportivo San Isidro de Getafe, aunque los conciertos no empiezan hasta varias horas después. ¿A qué se debe esta locura? Thirty Seconds to Mars vienen a España, y han elegido este festival. Había oído hablar del fenómeno fan que acompaña a esta banda, pero nunca pensé que llegaría a sufrirlo de una manera tan bestial.
El reclamo para mi volvían a ser Dover y The Sounds, dos bandas que ya he visto este año, pero tenía muchas ganas de repetir, y el poder escuchar a grupos nuevos y hacer algún descubrimiento interesante, que siempre es un buen plan.
No llegué a ver a Bultur, preferí no esperar colas e ir tranquilamente, pero los tengo pendientes (otro festival será). Cuando llegué sonaban Belako, grupo que me habían recomendado y que son una auténtica bocanada de aire fresco. Cantan cojonudo, y son bastante más cañeros de lo que esperaba, y eso es siempre una grata sorpresa. Inglés, euskera, distorsión de guitarras, movimientos de melena, una versión de Nina Simone muy especial y muy buen rollo. Encima del escenario son pura energía, y además colocaron la batería en línea con el resto de instrumentos, detalle que tienen algunas bandas y que me gusta especialmente. Si tengo que decir algo malo de ellos sería que alargan demasiado los finales (para mi gusto), pero es criticar por criticar. Ante el espectáculo de Belako me encuentro un escenario prácticamente vacío, pude verles en primera fila, ¿dónde está toda esa gente que lleva horas esperando?
Cuando me acerqué al otro escenario para ver a Palma Violets me encontré con todos ellos, de pie, sin moverse durante horas, o sentados en el suelo jugando a las cartas, haciendo tiempo… He de confesar que no es la primera vez que veo tal atrocidad en algún festival, pero en éste era exagerado. Los británicos comenzaron a tocar, haciendo gala de un talento intachable, y aunque recuerdan a los ya consagrados The Vaccines, les faltó ese qué sé yo para lograr engancharnos. Estaban como apagados, un poco mustios diría yo, pero no me extraña si te encuentras con un público inmóvil que te mira como pensando: “vete ya, que no he venido a verte a ti”. También cabe destacar el agobio que sientes rodeada de tantísima gente.
Por miedo a que la marea de fans siguiera aumentando me quedé esperando junto a ellos el concierto de The Sounds, siguientes en tocar en ese escenario, y escuchando de lejos pero sin demasiada atención a Demob Happy. No puedo decir si me gustaron, al final éramos tantos y tan apiñados que, aparte de no enterarte de lo que pasaba en el otro escenario, podías salir de allí con amigos para toda la vida, enemigos, pareja y hasta un embarazo no deseado.
La parte positiva de que los suecos tocaran en el mismo escenario en el que tocarían después los «protas» del festival, fue poder ver a Maja Ivarsson paseando por una pasarela que le pusieron a Leto hasta mitad de público. La rubia estaba plétorica, y salió al escenario con mucha energía, empezando con Song with a mission, y augurando un concierto en el que en varios metros a la redonda sólo yo me iba a saber las canciones y me iba a tocar gritar como las locas. Pero allí desgañitarse no era suficiente. Maja no tardó en darse cuenta de la situación: “veo mucha gente pero no siento amor”. El repertorio, bastante parecido al que vimos en junio, fue de los mejores: Painted by numbers, Shake shake shake, Tony the Beat, Rock and Roll, 4 songs & a fight, Living in America. Pero nada, no conseguía que se vinieran arriba. “Esto está lleno de pequeños niños y pequeñas niñas que parece que están esperando a otra banda… ¿a Thirty Seconds to Mars?” Bueno, al final si consiguió hacerles gritar. Con Hope you’re happy now terminaron, toda una indirecta. Si tengo que definir como me sentí en ese momento, diría que avergonzada. Como amante de la música, me considero bastante respetuosa con estilos que no son mis favoritos (menos con el reguetón, no lo sé ni escribir), pero si por casualidad acabo en un concierto de un grupo que no conozco o no me gusta, lo veo desde una distancia prudencial, o me voy, pero nunca impediría que alguien que ha pagado su entrada y quiere disfrutar no pueda hacerlo, sentándome en el suelo impidiendo el paso, empujando para conseguir un mejor sitio, e incluso llegando a las manos. Fui testigo de una agresión de un chaval a dos chicas sólo por conseguir sitio para que su novia viera mejor. Yo después de ese espectáculo lamentable le habría dejado, pero está demostrado que hay gente para todo. La falta de respeto descomunal por parte del público se podría haber evitado, y no le voy a quitar culpa a la organización del evento, que sabiendo lo que podía pasar, debería haber planificado alguna alternativa.
Maja se fue sin apenas saludar, para qué, si a nadie le importaba una mierda que se fuera, y yo sentí la felicidad más absoluta al salir de esa marabunta y poder respirar. Confirmo que Dover están en uno de sus mejores momentos. Concierto de 50 minutos cargado de trallazos. Mejor sonido que en la sala El Sol, Cristina estupenda, todos estupendos, pero definitivamente el que siga pensando que esta chica canta mal no sabe lo que está diciendo. Too late, Dj, Sisters of mercy, Cherry Lee, Better days, Serenade (dedicada a los que llevamos tiempo siguiéndoles), King George. Terminaron con Devil came to me, y un abrazo de hermanas muy emotivo y significativo. Bailamos todo lo que no nos dejaron bailar con The Sounds, y disfrutamos de lo lindo.
Para cuando terminó Dover, el público del escenario principal llegaba hasta más de la mitad del recinto. Desde las últimas filas me disponía a ver a qué venía tanta expectación, y francamente, para mi fue decepcionante; no me gustaron nada. Esto es lo que comunmente se define como «mucho ruido y pocas nueces». Con una puesta en escena bastante más espectacular que su música (muchos globos, confeti… todo precioso), Jared Leto es un monstruo sobre el escenario y se ve que cuida mucho a sus fans, subiéndoles con él y dejándose abrazar. Ahí fue cuando entendí por qué se les ha ido tanto la olla y realmente sentí un poco de nostalgia adolescente, además de agradecimiento por haber superado la edad del pavo. Leto canta cojonudo, no vamos a contar mentiras, dedicó unas palabras a The Sounds, cosa que me gustó, pero vaya, que preferí irme antes de pillar atasco para salir de Getafe.
En resumen: a la organización le doy un 5 (mal día el domingo, precios de discoteca, y malísima previsión), a la música le pongo un 8, y con ganas suspendo a un público muy maleducado que claramente no sabe disfrutar de la música.
Pido disculpa por la calidad de las fotos. Aquí podéis leer otra crónica con unas fotos cojonudas.
Excelente crítica alegre desconocid@ al leerlo parece que estuviera ahi! Me encanta sobre todo tu puntuación del evento, más claro agua.
P.d. soy tu fan numero 1
¡Verdades como puños!
Me habría gustado ir antes para disfrutar de Belako, qué rabia. En cuanto al resto me sumo a la vergüenza durante el concierto de The Sounds, a los cuales no había visto nunca y me moría por hacerlo. Rabia no poder disfrutarlos decentemente por la basura de fans de 30STM.
Dover nunca me habían llamado la atención, pero he de decir que el domingo me enamoraron y pienso volver a verles cuando tenga oportunidad. Magnífico directo, magníficos ellos (acompañados del tío Eso al bajo).
Por último decir que también tenía ganas locas de ver a Thirty (me declaro un poco fan, pero no una fan loca), y lo hice encantada desde la ultimísima fila. Lo vi perfecto, lo escuché perfecto y sólo eché de menos más temas de CDs viejos en vez de tanta caca electrónica de la nueva. Y al batería, que está más bueno que el pan. Y que Leto se quitara la túnica, que era lo único que queríamos todas en realidad.
Fantástica crónica, no puedo estar más de acuerdo con todo. Espero con ansia la siguiente 😀 😀 😀 😀 😀
PD: Perdón por la biblia, pero me ha venido de lujo para desahogarme. Voy a tener que comentarte más 😀