El diablo nos reclama (I) – Estrellas que se apagaron demasiado pronto

Casi todas las semanas nos despertamos con la noticia de la muerte de un famoso. Y no parece que la tendencia vaya a pararse. Nuestros ídolos se mueren. Las redes sociales se llenan de mensajes de despedida a tantos personajes populares que se mezclan unos con otros, mientras periodistas, usuarios y trolls confirman y desmienten los decesos. Echar un vistazo a Facebook equivale a pasear por un campo de lápidas.

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No son pocos los músicos que han desaparecido en los últimos tiempos. La llegada del siglo XXI nos trajo la muerte de gente como Layne Staley, Syd Barret, los hermanos Ron y Scott Asheton, Johnny Cash, John Entwistle, Joe Strummer, Ronnie James Dio, Paco de Lucía, Amy Winehouse, Jeff Hanneman, Lou Reed, la desaparición completa de la formación original de los Ramones y el dramático asesinato del guitarrista Dimebag Darrel. Pero sin duda la palma se la lleva Hollywood, donde sólo en el último año 2014 han caído personajes de la talla de Richard Attenborough, Robin Williams, Shirley Temple, Eli Wallach, Bob Hoskins, Harold Ramis, Paul Walker, Philip Seymour Hoffman (al que vemos sobre estas líneas interpretando al entrañable pajero de Happiness) o James Avery (tío Phill en El Príncipe de Bel-Air).

Rodolfo Valentino foto dedicadajpg

Desde los comienzos de la «cultura pop» (que vamos a considerar como todo lo relacionado con el espectáculo para masas incluyendo cine, televisión, arte gráfico, música y literatura) la sociedad se ha estremecido por la desaparición prematura de sus ídolos.  La muerte de Rodolfo Valentino en 1926 a los 31 años ya provocó varios suicidios entre sus admiradoras. Valentino, latin lover y seguramente el primer ídolo de masas cinematográfico (al que vemos en la foto dedicada posando con un can), estaba en la cima de su carrera.

brian-jones-zicoydelia-1Le seguirían muchas mas tragedias de otros artistas, casos como los de Johnny Ace (1954, ruleta rusa), James Dean (1955, accidente de tráfico), Charlie Parker (1955, colapso circulatorio), Ritchie Valens-Buddy Holy-Big Bopper (1959, accidente aéreo), Marilyn Monroe (1962, extrañas circunstancias), Brian Jones (1969, ahogado en la piscina, posando con un tridente a la izquierda), Sharon Tate (1969, asesinada por la secta de Charles Manson), Janis Joplin (1970, heroína), Jimmy Hendrix (1970, barbitúricos), Jim Morrison (1971, drogas), Bruce Lee (1973, extrañas circunstancias), Otis Reading (1977, accidente aéreo), Elvis Presley (1977, intoxicación por drogas), Sid Vicious (1979, heroína), Bon Scott (1980, intoxicación etílica) y tantísimos otros a los que seguramente no les debía haber llegado su hora a tan temprana edad.

Y así nos plantamos en la década de los 80, y cuando parecía que ya lo habíamos visto todo, John Lennon es asesinado en la puerta de su casa con cinco balazos en la espalda. El ex-Beatle acababa de reaparecer musicalmente hablando pocos meses antes, y era seguramente el pacifista mas famoso del mundo. La conmoción por este suceso paralizó el planeta y finiquitó el movimiento hippie. Bob Marley le seguiría poco después, víctima del cáncer de pulmón. También en 1981 moría ahogada en extrañas circunstancias la actriz Natalie Wood.

belushi&carrieEn 1982 la heroína se llevaba al cómico más popular de América, el gran John Belushi (en la foto besando a su mujer, la mismísima princesa Leia), que ya había alcanzado la inmortalidad tras grabar dos años antes Granujas a Todo Ritmo (The Blues Brothers, de John Landis, 1980). Otro accidente de aviación, uno mas, nos dejaba en 1982 sin Randy Rhoads, guitarrista de Ozzy y uno de los grandes guitar-heroes del metal. Marvin Gaye (1984, asesinado por su propio padre), el carismático líder de Thin Lizzy, Phill Lynott (1986, fallo cardiaco),  Cliff Burton (1986, accidente de tráfico) se marcharon también en esta década, que además traía consigo el drama del SIDA; poco a poco, estrellas como Rock Hudson (1985), el bigotudo actor porno John Holmes (1988), Robert Mapplethorpe (1989), Freddy Mercury (1991), Anthony Perkins(1992), Rudolf Nureyev (1992) fallecerían por este motivo, lo que ayudó mucho a normalizar la situación de los afectados por esta enfermedad, considerada maldita, mortal e incurable hasta entonces.

A principios de los 90, el cantante Stiv Bators es atropellado en París, cumpliendo con el oscuro destino de haber sido un Dead Boy. Poco después dos íntimos amigos suyos, Johnny Thunders (1991) y Jerry Nolan (1992), ex miembros de los New York Dolls y de los Heartbreakers, abandonaban este mundo en el que no se dejaban nada por probar. En el año 1994, el líder de Nirvana y del llamado movimiento grunge (una entelequia que aglutinaba sin ningún rigor a músicos de índole tan variada como Alice in Chains o Pearl Jam) Kurt Cobain, se suicidaba disparándose con una escopeta. El mundo del rock se sumía en la oscuridad, y comienzan a ser frecuentes de manera generalizada los rumores sobre la muerte de muchos músicos (en estos años la prensa mató varias veces a Roberto Iniesta y a Dave Mustaine), así como las quinielas sobre famosos que morirían a lo largo del año. El cine no se mantenía al margen, y Brandon Lee seguiría la estela de su padre muriendo en extrañísimas circunstancias al utilizarse munición real durante el rodaje de El Cuervo (1993), que tuvo que ser terminada con efectos digitales.

Iosu y JuanmaTambién en España hemos sufrido muertes prematuras de artistas de renombre, ya sea en el cine (Eloy de la Iglesia y su pandilla, gente como Jose Luis Manzano o El Pirri) o la música (Cecilia, Nino Bravo o Eduardo Benavente por tráfico, Julián Infante o Enrique Urquijo por la droga). Mención aparte merecen las bandas Eskorbuto y Cicatriz, de las cuales solo sobrevive uno de sus miembros originales y que por sí mismas merecen mucho mas espacio del que podemos dedicarles aquí (en la foto, Iosu y Juanma, de Eskorbuto).

Los casos de ídolos de masas desaparecidos trágicamente son siempre puntuales (pese a la gran cantidad de nombre que acabamos de repasar), y siempre producen los mismos efectos: a) generan gran impacto mediático y el llanto de los fans y b) generan una enorme cantidad de beneficios económicos a sus herederos.

A lo largo de próximos post continuaremos por este viaje filosófico sobre la muerte y la vida, ¡gracias por leernos! Os dejamos con Don McLean y su American Pie, donde nos cuenta como se sintió el 3 de febrero de 1959, El Día que Murió la Música.


Comentarios

El diablo nos reclama (I) – Estrellas que se apagaron demasiado pronto — 5 comentarios

  1. Desgraciadamente ha sido hablar de ello y ayer mismo parece que el ayuntamiento de Santurce ha exhumado los restos de Iosu Expósito para llevarlos al osario común. Sabemos que existe al menos una plataforma que ha estado intentando evitarlo, pero la burocracia parece que ha sido sorda una vez más.
    https://es-es.facebook.com/poriosuyjuanma
    Tremenda falta de tacto del ayuntamiento con su vecino mas ilustre.

  2. Parece que el vídeo de Lennon que habíamos enlazado en este post ha sido eliminado de Youtube. Sin duda, el ojo de Yoko Ono nos vigila… Pues le atizamos otro del «Give peace a chance», que viene muy al caso de las muertes violentas.

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